Guía de Albert

Albert
Guía de Albert

Platja de Castell

Se puede entender perfectamente que los íberos se establecieran aquí, es un lugar con mucho encanto.
Recomiendo este lugar por ser una de las pocas playas vírgenes de nuestra costa. Muy cerca encontramos el yacimiento del poblado ibérico de Castell que se encuentra en un promontorio, prácticamente rodeado de agua. En este lugar se documentan asentamientos humanos desde el siglo VI a. C. Una visita a este yacimiento arqueológico permite descubrir uno de los parajes más bellos de la Costa Brava. Desde allí recomiendo fotografiar la pequeña cala con la roca La Foradada, un lugar precioso para visitar en barco o en kayak.
38 recommandé par les habitants
Costa Brava
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Recomiendo este lugar por ser una de las pocas playas vírgenes de nuestra costa. Muy cerca encontramos el yacimiento del poblado ibérico de Castell que se encuentra en un promontorio, prácticamente rodeado de agua. En este lugar se documentan asentamientos humanos desde el siglo VI a. C. Una visita a este yacimiento arqueológico permite descubrir uno de los parajes más bellos de la Costa Brava. Desde allí recomiendo fotografiar la pequeña cala con la roca La Foradada, un lugar precioso para visitar en barco o en kayak.

Cala S’ Alguer

En el recorrido del camino de ronda desde Palamós hasta Castell encontraremos Cala S’ Alguer
La joya de la corona. Pasada la Pineda d’en Gori, un estupendo paraje de pinos y al que se permite la llegada en coche, encontramos libre de grandes edificaciones, un conjunto de casas de pescadores emplazadas sobre las rocas que se remontan al siglo XVI. Están caladas de blanco pero añaden una estampa colorida gracias a la diversidad de colores; azules, rojos, verdes… de su puertas y ventanas. Aportando también color a esta estampa están las barcas de los pescadores varadas en la cala que en su conjunto hacen de esta vista una foto obligada.
40 recommandé par les habitants
Cala S'Alguer
2 Ctra. Sant Esteve
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La joya de la corona. Pasada la Pineda d’en Gori, un estupendo paraje de pinos y al que se permite la llegada en coche, encontramos libre de grandes edificaciones, un conjunto de casas de pescadores emplazadas sobre las rocas que se remontan al siglo XVI. Están caladas de blanco pero añaden una estampa colorida gracias a la diversidad de colores; azules, rojos, verdes… de su puertas y ventanas. Aportando también color a esta estampa están las barcas de los pescadores varadas en la cala que en su conjunto hacen de esta vista una foto obligada.

Museo de la Pesca

El Museo de la Pesca, situado en el mismo puerto pesquero de Palamós, muestra la relación básica entre el ser humano y el mar. Lo hace de una forma abierta, participativa e interpretativa, de modo que los visitantes se sientan cómplices de una historia que gira alrededor del pescado y de la pesca, y salgan del museo con una mirada nueva de esta actividad económica.
En Palamós el trabajo del hombre en la mar se convierte en espectáculo ante los ojos de los visitantes: a media tarde con la llegada de las barcas se ofrece un cuadro de movimiento y color inigualable. En Palamós el mundo pesquero no termina en el muelle sino que tiene continuidad en el Museo de la Pesca, único en el Mediterráneo en su especialidad. Este centro presenta el pasado, el presente y el futuro de la pesca, a través de la exposición permanente y de un conjunto de actividades vinculadas con el hecho marítimo y pesquero de la Costa Brava: visitas guiadas a la subasta de pescado, navegación con embarcaciones de pesca profesional, rutas marítimas y talleres. También propone en l’”Espai del Peix” el aula gastronómica del Museo, actividades de descubrimiento y valoración del pescado desembarcado en el puerto de Palamós y de cocina y degustación de platos marineros.
50 recommandé par les habitants
The Fishing Museum
s/n Calle del Muelle
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En Palamós el trabajo del hombre en la mar se convierte en espectáculo ante los ojos de los visitantes: a media tarde con la llegada de las barcas se ofrece un cuadro de movimiento y color inigualable. En Palamós el mundo pesquero no termina en el muelle sino que tiene continuidad en el Museo de la Pesca, único en el Mediterráneo en su especialidad. Este centro presenta el pasado, el presente y el futuro de la pesca, a través de la exposición permanente y de un conjunto de actividades vinculadas con el hecho marítimo y pesquero de la Costa Brava: visitas guiadas a la subasta de pescado, navegación con embarcaciones de pesca profesional, rutas marítimas y talleres. También propone en l’”Espai del Peix” el aula gastronómica del Museo, actividades de descubrimiento y valoración del pescado desembarcado en el puerto de Palamós y de cocina y degustación de platos marineros.

Pueblo de pescadores

¿existe algo más perfecto que ver el mar a través de un arco? Posiblemente no, y así es como comienza el viaje, sentados entre las Voltes de Port Bo, contemplando una playa pintada de barcas, con el sol iluminando el mar de plata, los pinos y el bonito contraste de los colores de Calella. ¡Ah, y una cerveza en la mano!
Situada en el Baix Empordà, en la provincia de Girona, Calella es un pequeño pueblo de pescadores perteneciente a Palafrugell, un núcleo urbano que conserva ese aire bohemio de la Costa Brava antes de la llegada del turismo de masas. Resulta inspirador recorrerla en los días de invierno, por su quietud, y hasta en los días que azota el temporal (el viento de tramuntana), pero brilla especialmente en primavera y con la llegada del verano ya está reluciente. “La popular cantada de habaneras de Calella de Palafrugell, siempre el primer sábado de julio, marca el inicio de la temporada fuerte que dura hasta principios de septiembre”, señalan a Traveler desde la oficina de turismo. Su origen como pueblo se remonta al siglo XVIII, cuando empezaron a llegar los piratas. Fue entonces cuando los pescadores de Palafrugell decidieron instalarse en la costa para protegerlo. El primer documento de ello, según la oficina de turismo, data de 1746. El mar y la industria del corcho hicieron crecer al pueblo y situarlo en el mapa. La costumbre de bañarse en el mar llegó más tarde, en el siglo XIX, cuando las clases populares disfrutaban de los domingos al sol y la burguesía catalana empezó a construir por aquí sus casas de verano. DE CALA EN CALA Desde los Jardines de Cap Roig hasta Llafranc encontramos ocho calas y playas cada una con un encanto especial, propio de la orografía del litoral de la Costa Brava, más rocosa y entre pinos. Todas unidas por el Camí de Ronda, que espera a aquellos senderistas y amantes de las buenas vistas. Más cerca del Castillo de Cap Roig, encontrás la Cala del Golfet, muy distinta al resto de playas de Calella, con una belleza agreste y menos conocida que el resto, en la que podrás disfrutar de las vistas de las Illes Formigues, un archipiélago formado por cuatro islotes y 12 escollos.
187 recommandé par les habitants
Calella de Palafrugell
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Situada en el Baix Empordà, en la provincia de Girona, Calella es un pequeño pueblo de pescadores perteneciente a Palafrugell, un núcleo urbano que conserva ese aire bohemio de la Costa Brava antes de la llegada del turismo de masas. Resulta inspirador recorrerla en los días de invierno, por su quietud, y hasta en los días que azota el temporal (el viento de tramuntana), pero brilla especialmente en primavera y con la llegada del verano ya está reluciente. “La popular cantada de habaneras de Calella de Palafrugell, siempre el primer sábado de julio, marca el inicio de la temporada fuerte que dura hasta principios de septiembre”, señalan a Traveler desde la oficina de turismo. Su origen como pueblo se remonta al siglo XVIII, cuando empezaron a llegar los piratas. Fue entonces cuando los pescadores de Palafrugell decidieron instalarse en la costa para protegerlo. El primer documento de ello, según la oficina de turismo, data de 1746. El mar y la industria del corcho hicieron crecer al pueblo y situarlo en el mapa. La costumbre de bañarse en el mar llegó más tarde, en el siglo XIX, cuando las clases populares disfrutaban de los domingos al sol y la burguesía catalana empezó a construir por aquí sus casas de verano. DE CALA EN CALA Desde los Jardines de Cap Roig hasta Llafranc encontramos ocho calas y playas cada una con un encanto especial, propio de la orografía del litoral de la Costa Brava, más rocosa y entre pinos. Todas unidas por el Camí de Ronda, que espera a aquellos senderistas y amantes de las buenas vistas. Más cerca del Castillo de Cap Roig, encontrás la Cala del Golfet, muy distinta al resto de playas de Calella, con una belleza agreste y menos conocida que el resto, en la que podrás disfrutar de las vistas de las Illes Formigues, un archipiélago formado por cuatro islotes y 12 escollos.

Pueblos medievales

Peratallada, probablemente el pueblo medieval más bonito de Cataluña
Peratallada, un viaje a la Edad Media en la Costa Brava. Parece estar hecho adrede para ser el pueblo medieval perfecto. Un pueblo cuyas fortificaciones se construyeron sobre la misma piedra –de ahí su nombre, literalmente “piedra tallada”– y que ha seguido “surgiendo” de ella. Un pueblo de unos 100 habitantes que, a pesar del turismo, consigue mantener su carácter relajado entre semana, hasta en verano. Por su belleza, y por muchas otras razones, hoy te cuento por qué no te puedes perder Peratallada, el encantador pueblo medieval en el Bajo Ampurdán, fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, ya que sin duda se trata de uno de los conjuntos de arquitectura medieval más importantes y que se encuentran en mejor estado de Cataluña y del resto de España. Esta localidad que compite en belleza con Pals, otro pueblo medieval en la provincia de Girona, está cargada de historia, existiendo constancia de su castillo desde el siglo X. Tanto su Iglesia situada extramuros como el conjunto arquitectónico medieval que encierran sus murallas, forman uno de los más atractivos pueblos de Girona. Estas son las razones por las que no deberías dejar de visitar Peratallada Caminar por las calles es transportarse a otro tiempo. Las construcciones de piedra tallada, el aprovechamiento de las antiguas murallas perfectamente integradas en el contexto actual, sus maravillosas buganvillas y otras plantas coloridas y el ambiente medieval que ha sabido mantenerse hasta nuestros días, hacen de un recorrido por Peratallada uno de los más agradables para una escapada de un día por la zona.
263 recommandé par les habitants
Peratallada
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Peratallada, un viaje a la Edad Media en la Costa Brava. Parece estar hecho adrede para ser el pueblo medieval perfecto. Un pueblo cuyas fortificaciones se construyeron sobre la misma piedra –de ahí su nombre, literalmente “piedra tallada”– y que ha seguido “surgiendo” de ella. Un pueblo de unos 100 habitantes que, a pesar del turismo, consigue mantener su carácter relajado entre semana, hasta en verano. Por su belleza, y por muchas otras razones, hoy te cuento por qué no te puedes perder Peratallada, el encantador pueblo medieval en el Bajo Ampurdán, fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, ya que sin duda se trata de uno de los conjuntos de arquitectura medieval más importantes y que se encuentran en mejor estado de Cataluña y del resto de España. Esta localidad que compite en belleza con Pals, otro pueblo medieval en la provincia de Girona, está cargada de historia, existiendo constancia de su castillo desde el siglo X. Tanto su Iglesia situada extramuros como el conjunto arquitectónico medieval que encierran sus murallas, forman uno de los más atractivos pueblos de Girona. Estas son las razones por las que no deberías dejar de visitar Peratallada Caminar por las calles es transportarse a otro tiempo. Las construcciones de piedra tallada, el aprovechamiento de las antiguas murallas perfectamente integradas en el contexto actual, sus maravillosas buganvillas y otras plantas coloridas y el ambiente medieval que ha sabido mantenerse hasta nuestros días, hacen de un recorrido por Peratallada uno de los más agradables para una escapada de un día por la zona.